Microperfil hidromórfico

Las condiciones hidromórficas del suelo quedan reflejadas en su perfil.

Normalmente la saturación en agua del suelo no es homogénea para todo el suelo sino que hay un gradiente vertical de manera que al separarse del nivel de agua los horizontes se encuentran cada vez menos afectados por la hidromorfía. Por ello normalmente en un suelo hidromórfico se presenta una secuencia vertical de sus rasgos hidromórficos.

Rasgos de acumulación hidromórfica y el perfil del suelo

Los nódulos y películas se concentran en los horizontes superiores de los suelos, preferentemente en las zonas de fluctuación de la capa de agua y decrecen con la profundidad.

En la época de sequía las soluciones reductoras con Mn++ y Fe++ disueltos ascienden por capilaridad y al oxidarse se concentran formándose en estos horizontes abundantes acumulaciones de Fe/Mn.

Como es lógico, al aumentar la humedad aumentan también las acumulaciones; ahora bien, al ser esencial la alternancia de periodos secos y húmedos para la formación de las acumulaciones, ocurre que los suelos extremadamente húmedos no las presentan. Esto puede explicar por qué el máximo de acumulaciones ocurre generalmente siempre por encima del horizonte de máximo desarrollo de las motas descritas en las descripciones de campo.

 

Rasgos de empobrecimiento y el perfil

Los nódulos, motas y películas decoloradas se forman preferentemente en la zona de fluctuación de las capas de agua, en donde forman horizontes de colores abigarrados al alternar con zonas no sometidas a lavado.

En los suelos mal drenados se sitúan ligeramente por encima del nivel más alto que normalmente alcanza la capa de agua y en los mejor drenados se sitúan ligeramente más profundas que dicho nivel. Se trata, pues, de los horizontes seudogleyzados tradicionales, estando siempre sometidos a unas condiciones reductoras temporales que alternan con otras en la que prevalece la oxidación.

Los neoalbanes y neoesqueletanes álbicos parecen formarse dentro del horizonte B en el contacto con el horizonte A. Si se trata de un horizonte Bt se forman por encima del máximo de arcilla. Se corresponden con las motas grises observadas en el perfil y con las lenguas e interpretaciones si es que están presentes. Se sitúan sobre la superficie de los agregados que limitan con grandes poros, grietas y canales.

Frecuentemente se presentan inmediatamente por debajo del nivel de máximo contenido en nódulos de Fe/Mn.

Si las condiciones de saturación se mantienen constantes a lo largo del año, el ambiente reductor predomina, el Fe se encuentra formando compuestos ferrosos, el perfil es de color gris verde azulado y se desarrolla la gleyzación. Cuando el suelo atraviesa fases de desecación estacionales (por fluctuación de la capa freática, por ejemplo) más o menos largas se origina unas alternancia de condiciones oxidantes y reductoras, apareciendo numerosísimas manchas rojizas debidas a los compuestos férricos, junto a otras zonas grisáceas más o menos verdosas y/o azuladas correspondientes a los compuestos ferrosos, quedando el horizonte abigarrado, y en este caso se habla de un proceso de seudogleyzación. En muchas ocasiones, cuando el suelo no es tan impermeable, durante las fases reductoras, el Fe++ y el Mn++ se movilizan y llegan a ser eliminados del perfil apareciendo amplias zonas decoloradas.

 

Perfil seudogley

La hidromorfía de un seudogley es muy típica de los suelos con arcilla iluvial muy desarrollados. En estas condiciones existe un marcado contraste textural con un horizonte E muy arenoso que reposa sobre un horizonte Bt muy arcilloso. La muy diferente permeabilidad de estos dos horizontes hace que el agua de lluvia quede retenida en el contacto de ambos formando una capa de agua colgada.

Estos suelos son típicos de las regiones de climas contrastados, con un verano largo y seco. La hidromorfía queda reducida a la estación húmeda por lo que no llega a ser muy intensa.

La hidromorfía queda reducida a una estrecha franja, la zona de agua colgada que presenta colores abigarrados con abundantes motas decoloradas, sin llegar a decolorarse toda la matriz del horizonte.

Hacia la superficie del suelo va disminuyendo el carácter hidromórfico, con abundantes acumulaciones de Fe/Mn formando nódulos y películas.

La zona inferior del perfil carece de signos hidromórficos.

 

Perfil con gley en los horizontes inferiores

Si la capa de agua permanente no está situada en la superficie del suelo, sino que se encuentra a una determinada profundidad, es lógico que por encima de este horizonte existan horizontes con distintos grados de hidromorfía, debido a las fluctuaciones estacionales del nivel freático, y a la ascensión diferencial del agua capilar, de forma que desde el horizonte matriz gris hacia la superficie del suelo encontremos una secuencia de niveles hidromórficos decrecientes en intensidad, con representación de todos los rasgos morfológicos descritos.

La zona de saturación permanente queda representada por el horizonte de color gris, mientras que la zona de fluctuación formará un horizonte moteado, y lógicamente en el nivel inferior de este horizonte las motas grises serán más abundantes que en su límite superior y por tanto más alejado de zona de saturación permanente.

Finalmente, por encima de todos ellos tendremos un horizonte coloreado, sin motas de bajos cromas, aunque si presentan nódulos y películas de Fe y sobre todo de Mn, que como sabemos necesita unas condiciones de reducción poco acentuadas.

 

 

Perfil con gley en el horizonte superficial

Estos suelos presentan una intensa hidromorfía que afecta a todos los horizontes del suelo. Se trata de suelos con matriz decolorada (gris verdosa azulada), sin acumulaciones de altos cromas, en todos sus horizontes minerales

 

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